lunes, 24 de diciembre de 2007

No a la sinrazón, hoy , mañana y siempre

No a la sinrazón hoy, mañana y siempre.

Por fin ha llegado la hora
en que has de saldar todas tus deudas
las pasadas, las de antaño,
las postreras, las que pensaste olvidadas.
Aunque ciertamente
te diré, que las tuyas,
ni se olvidan, ni se borran,
ni se entierran.

La hora de saldar tus muertes,
tus lacras, tus torpezas
y atrocidades más obscenas,
forjadas al calor de una idea,
una venganza, una bandera,
de un atroz fanatismo, de una sinrazón caótica,
impensable y malévola.

La hora en que los desafortunados triunfen,
y los favorecidos perezcan.
Es ahora, ni mañana, ni ayer.
Ahora, ese instante, ahora,
en que la muerte aparece a escena
y tu cara nerviosa y colérica,
tornará inexpresiva y serena.

Todos gritaremos ¡ Ya no existe!
Al mismo tiempo lamentaremos tu marcha,
pues nos quedó la esperanza
que tu existencia hubiese sido
más gratificante, menos horrenda.

Te vas sin pedir perdón,
con la boca cerrada y seca,
aunque sé que por dentro gritas perdón
a boca llena.

Mi lamento es mayor,
al pensar que otros
alzarán tu estela en nombre de una idea,
una venganza, una bandera,
un atroz fanatismo,
como en su día tú lo hicieras.

Todo para que unos pocos se enriquezcan,
y otros muchos inocentes mueran.
Todo para crear oscuridad,
odio, rencor y recelo.


Todo para callar al crítico,
al que habla de paz,
al poeta de bellas estrofas,
al músico, artífice de sonoros sentimientos,
al filósofo, de profundos pensamientos,
al educador,
al artista, creador de lo que tú tanto desprecias.

Deja vivir a mis hijos
y a sus generaciones venideras.